Escuché el sonido de tus llaves, ese tan característico que hacías siempre que te acercabas a la puerta y abrías para entrar en casa, yo estaba sentada donde siempre y corrí hacia la puerta para ver si era verdad lo que mi corazón me anunciaba a voces, estabas aquí , con tu sonrisa , tu graciosa sonrisa que siempre alegraba a los demás y te abrazamos como siempre lo hacíamos, el abrazo del oso lo llamábamos y no soltábamos hasta que casi caías al suelo , yo no me lo podía creer , ¿Cómo era posible? Pero no iba a ser yo la que rompiese la magia de ese momento, todos estaban tan… normales que yo simplemente me quería dejar llevar.
Nos sentamos en el comedor, mamá preparaba la comida y te regañaba por no haber puesto el enchufe que te dijo, que pesada se ponía a veces con esas cosas, pero supongo que era su forma de estar ahí y formar parte también. Tenía tantas cosas que decirte, tantas cosas que contarte, parece mentira el tiempo que había pasado y a la vez era como si nunca te hubieses ido, para mí nunca te fuiste. Era una alegría inmensa la que sentía, una paz nunca experimentada y habría dado cualquier cosa en el mundo para que no terminase, tú tumbado en el sofá , con la cabeza un poco fuera y las piernas en alto, apretándome la rodilla cariñosamente, que perfecto era todo, y justo fue en ese momento, en ese precioso momento en el que tuve que abrir mis ojos , estaba en mi cama, baje aceleradamente las escaleras pero yo ya lo sabía , no hacia falta correr, la realidad no me pilló por sorpresa, ya no estabas aquí. Te fuiste y se fue la alegría, se fue la piedra angular de mi vida y de la de todos, se fue mi guía pero sobretodo se fue mi padre. Van a ser exactamente dos años que no estas y cada día me duele más...como te extraño.
Escribo esto en mi habitación, sola, ella llora abajo, como me gustaría que estuvieses aquí para consolarla, eres el único que sabia.
Que sola me siento cuando pienso en ti.
Si las personas viven en los recuerdos, tú serás eterno.
